La secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton lo dijo con todas las letras: la flexibilización de viajes y remesas a Cuba no tiene el objetivo de “complacer al régimen de Castro”, Estados Unidos “está comprometido” a utilizar unos 20 millones de dólares para apoyar actividades de derechos humanos en la isla.
En el primer round de cuatro previstos entre las cuerdas del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes que encabeza nada más y nada menos que la Loba Feroz Ileana Ros-Lehtinen, la Clinton trató -como pudo- de calmar a las fieras de Miami que le recriminaron en la cara las “concesiones” de Barack Obama a Cuba.
La audiencia en el Congreso duró tres horas y media, en la cual –al decir de la propia prensa miamense- fueron protagonistas además de la Loba, el republicano David Rivera y el demócrata Albio Sires, dos legisladores conectados directamente con la mafia terrorista de la Florida, voceros de la contrarrevolución que echaron mano a los viejos recursos de la “represión a disidentes y los abusos de los derechos humanos”, para tratar de frenar el más mínimo gesto.
Ileana Ros-Lehtinen dijo en un comunicado previo a la comparecencia de la Clinton, que “en nuestro hemisferio, el enfoque de Estados Unidos refleja prioridades erróneas”, relajando “en repetidas ocasiones los reglamentos a favor del régimen de Castro”.
Arrinconada en el cuadrilátero del Comité de Relaciones Exteriores, la Clinton dijo casi todo lo que quería escuchar la jauría: “en Cuba no hay democracia”, “sabemos de los terribles abusos del gobierno de Castro contra los cubanos y la detención de Alan Gross”, “estamos comprometidos en la libertad y la democracia de Cuba”.
En la misma medida en que se aproxima el año electoral, Washington se acerca más a Miami. El pasado 23 de febrero, un comunicado del Presidente era sumamente elocuente de las coincidencias en lenguaje y propósitos. La Secretaria de Estado, de rodillas, simplemente lo patentiza.
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